Gestionar el estrés en la universidad
La universidad puede ser una etapa emocionante llena de nuevas experiencias, retos y oportunidades para el crecimiento personal y académico. Sin embargo, también puede ser un momento de mayor presión y estrés. Reconocer y gestionar el estrés en la universidad es fundamental para mantener nuestro bienestar. Este artículo analiza el estrés y las perspectivas de los estudiantes sobre cómo gestionarlo.
¿Qué es el estrés?
El estrés es la respuesta natural de nuestro cuerpo ante situaciones difíciles o peligrosas. Cuando nos estresamos, nuestro cuerpo libera hormonas (como la adrenalina) que nos preparan para una respuesta de lucha, huida o paralización. La respuesta de «lucha» prepara nuestro cuerpo para la confrontación, ya que aumenta nuestra frecuencia cardíaca y nuestra estado de alerta. La respuesta de «huida» nos prepara para escapar, dirigiendo nuestra energía hacia el movimiento y aumentando nuestra percepción sensorial. Y nuestra respuesta de «parálisis» nos hace detenernos, dándonos tiempo para evaluar una situación antes de actuar.
Sin embargo, a veces, nuestro cuerpo no puede distinguir entre algo peligroso, como un coche que se aproxima cuando cruzamos la calle, y algo que no nos pone en peligro físico, como la fecha límite para entregar un trabajo. Por eso, ambos desencadenan nuestra respuesta al estrés.
Cómo lidiar con el estrés
A continuación, se incluyen algunos consejos de alumnos actuales y antiguos sobre cómo reconocen y gestionan el estrés en la universidad.
*Se han cambiado los nombres para proteger el anonimato.
Cómo Zavia gestionó el estrés relacionado con los plazos de entrega:
«Cuando se acercaba una fecha límite, especialmente una en la que había dejado las cosas para el último momento, me estresaba mucho. En mi primer año, me quedaba despierta toda la noche durante la semana previa a la entrega de un trabajo, tomando café y bebidas energéticas para mantenerme despierta. En esa semana no lo notaba, pero en las siguientes me sentía cansada, aturdida y sin energía para hacer nada. A partir del segundo año, intenté dividir las tareas en partes más pequeñas y fijarme minifechas límite. Esto me impidió dejar las cosas para el último momento y redujo mi estrés».
Cómo los amigos de Sajra evitaron que se aislara cuando estaba estresada:
«Tengo la costumbre de encerrarme en mí misma cuando estoy estresada. Veo a otras personas a mi alrededor salir y divertirse y, a veces, pienso que soy la única que se siente así. Puedo pasar mucho tiempo estudiando y descuidar cosas como dormir, comer y socializar. Me parece que hablar de cómo me siento realmente me ayuda. Les he dicho a mis amigos que, cuando me siento abrumado, no sé cómo hablar de ello ni cómo participar en las cosas que ellos hacen. Ahora suelen venir a ver cómo estoy si estoy callado y me animan a salir de casa y hacer algo que no tenga que ver con mis estudios».
Cómo Matthew aprendió a tomarse un momento para dar un paso atrás:
«A veces solo necesito alejarme un poco de lo que me causa estrés. Cuando estoy intentando terminar una tarea y me doy cuenta de que me quedo mirándola fijamente, voy y hago otra cosa. Ya sea dar una vuelta en coche, ver la televisión o salir con mis amigos, me ayuda a olvidarme de ello durante unas horas. No siempre hace que mi estrés desaparezca, pero evita que empeore».
Cómo Ella aprendió a reconocer su estrés:
«Sé que estoy estresado cuando empiezo a sentir dolor de estómago. Aprieto el estómago, encorvo los hombros y, en general, siento bastante tensión en el cuerpo. También me cuesta relajarme y tardo mucho en conciliar el sueño. Las técnicas de mindfulness, como la relajación muscular progresiva o el escaneo corporal*, me ayudan a reconocer dónde se encuentra la tensión en mi cuerpo y a liberarla».
*La relajación muscular progresiva es una técnica para aliviar el estrés que consiste en tensar y relajar grupos musculares, uno por uno, siguiendo un patrón específico. El escaneo corporal es una técnica de mindfulness que consiste en centrar la atención en diferentes partes del cuerpo.
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Reconocer y gestionar el estrés en la universidad es una habilidad importante que contribuye a nuestro bienestar general. Al aprender a reconocer cuándo nos sentimos estresados y utilizar mecanismos de afrontamiento positivos, podemos afrontar mejor los retos de la vida universitaria.